Historia de la Fiesta.
Fue en el año 1920, cuando el salón del Círculo Carlista de la Plaza del Castillo, convertido en salón del trono, fue testigo de la coronación del hijo de un socio necesitado, favorecido por la suerte de entre el grupo de niños aspirantes, iniciándose con este acto la recuperación de una fiesta de profundas raíces medievales.
Como tantos otros actos populares que se celebran en la vieja Iruña, vinculados o no a nuestra Peña, el Rey de la Faba revela la sensibilidad, el cariño por nuestras tradiciones y el amor a la tierra de Ignacio Baleztena, “Premín de Iruña”. Su intuición popular, su cultivada sabiduría y su inquietud cultural le llevaron a hurgar en los archivos históricos, a recuperar y escenificar los ritos y solemnidades con los que la vieja monarquía navarra coronaba a un rey y a recuperar el ritual de elección de un hijo del pueblo para que fuese rey por un día.
La costumbre de nombrar un Rey de la Faba se inicia en Navarra con los Teobaldos, reyes pertenecientes a la Dinastía de Champaña (1234-1274) llegados de la corte de Francia, de la que traen refinamientos y costumbres a las que nuestros reyes guerreros no estaban acostumbrados.
La fiesta cobró relevancia durante el reinado de la Dinastía de Evreux (1328-1425), periodo protagonizado por Carlos II el Malo y Carlos III el Noble, al que sucedió al trono Dña. Blanca de Navarra, madre de Carlos, Príncipe de Viana.
Precisamente, estos tres últimos personajes representan a la monarquía navarra en la actual celebración del Rey de la Faba.
Por otro lado, el 13 de febrero de 1390, la Catedral de Pamplona acogía la ceremonia de unción y coronación de Carlos III como rey de Navarra, siguiendo para ello el ritual propio con el que los reyes navarros eran coronados. El texto íntegro del ritual de aquella ceremonia, en diferentes copias manuscritas, ha llegado hasta nuestros días y es el que utilizamos en nuestra fiesta para coronar al Rey de la Faba.
Y fue así como en el año 1920 Ignacio Baleztena quiso recuperar estas dos parcelas de la historia de Navarra, creando para los niños una nueva fiesta en la que, con buena visión costumbrista, fusionó en un solo acto la elección de un Rey de la Faba y la coronación de los reyes de Navarra; de tal manera que aquel niño que resultase agraciado sería sometido a una cuidada ceremonia de coronación al estilo de las que vivieron nuestros monarcas navarros, aplicándosele, por tanto, el mismo ritual con el que Carlos III fue coronado en la Catedral de Pamplona.
Hasta 1963 la fiesta se celebró en diferentes lugares de Pamplona, pero es este año cuando se tomó la iniciativa de sacar esta fiesta a la calle, y además de forma itinerante, iniciando su andadura, como no podía ser de otra manera, en la ciudad de Olite.
Es así como, desde entonces, cada año, en una localidad de Navarra, y con una gran participación popular, se recrea fielmente todo este ritual que nos acerca a la realidad de lo que un día fue el Reino de Navarra.