Y de la Burunda a la Ribera, nada menos que hasta un marco incomparable para esta fiesta como lo es el monasterio de Fitero. Sucedía esto el 3 de enero de 1998. Allí, en ese templo, fue coronado Rey de la Faba el niño Eduardo Ramos Aliaga, de 11 años de edad, ante un público que llenaba por completo el recinto sacro. Precisamente entre el público se encontraba Miguel Sanz, presidente del Gobierno de Navarra, y Javier Marcotegui, consejero de Educación y Cultura. El nuevo Rey de la Faba, tras ser coronado y aclamado como rey, no quiso perder la ocasión de hacer su pequeño discurso, breve pero sustancioso, en el que dijo: “Expreso mi deseo de que los niños y jóvenes tengamos los medios para preparar nuestro futuro. Deseo que aprendamos y amemos nuestra cultura, que respetemos y sigamos los consejos de nuestros mayores y que éstos, por los caminos de la Navidad, busquen la justicia, paz y progreso”.
Tampoco faltó entre el público personas como Juan José Lucas, hijo del presidente de la Junta de Castilla y León; o Alberto Catalán, portavoz de UPN en el Parlamento de Navarra, a quien años antes, cuando la ceremonia se celebró en Corella, le tocó desempeñar el papel de Príncipe de Viana.
Las corales de Oberena y de Fitero se ocuparon este día de la parte musical de la ceremonia. El éxito de la jornada quedó patente en la cena que hubo después, con más de cuatrocientos comensales.