La fiesta del Rey de la Faba llegó este año a uno de sus sitios naturales, a un rincón del viejo reino de obligada visita en su itinerancia. El 4 de enero las puertas del monasterio de San Salvador de Leyre se abrían al público para acoger la celebración de esta ceremonia, devolviéndole al cenobio, por una hora, el mismo explendor que tuvo durante el reinado de Sancho III el Mayor. El niño coronado esa tarde fue Francisco Javier Martínez Villondo, de Yesa, que en ese momento contaba con 11 años de edad.
El acto fue dirigido por Miguel Ángel Alústiza, Rey de Armas, quien desde el atril, además de dirigirse a los “nobles euskaldunes, valientes navarros”, dio paso al interior del templo a los componentes de los tres estamentos del reino, todo ello mientras los monjes de Leyre entonaban “Gaudeamun omnes in domino”.
El rey Carlos III estuvo encarnado por Jesús Mª Pérez, concejal de Javier; doña Blanca estuvo representada por Raquél García, de Liédena; y Javier Zafra, de Yesa, fue quien ocupó el papel del Príncipe de Viana. Buena parte de las intervenciones musicales corrieron a cargo de la Coral Nora, de Sangüesa.
Entre las autoridades pudo verse a los alcaldes de Yesa, Liédena y Javier, así como a Javier Marcotegui (consejero de Educación del Gobierno de Navarra).