OLITE-ERRIBERRI

06/01/1965

José Andrés Moreno

 En 1965, volvió a repetirse en Olite. Pudiéramos decir que había ganas de volver a hacerlo en ese marco arquitectónico una vez que la restauración ya estaba finalizada; ganas de poder hacerlo sin los problemas del año anterior, a pesar de que aún fue necesario cubrir  los vanos con plásticos para protegerse del intenso frío, de unas temperaturas que en todo  momento permanecieron bajo cero. En esta ocasión le tocó acceder al trono a José Andrés  Moreno, de 10 años, acompañado en todo momento de un paje que tiraba de dos lebreles.

A las siete de la tarde, de esa fría tarde, salía la comitiva desde el Ayuntamiento de Olite,  recorriendo la plaza hasta llegar al Palacio Real. A diferencia del año anterior en esta ocasión la  iluminación eléctrica fue exterior, a base de focos, mientras que el interior se iluminó a base de teas. Las propias teas, el fogón central, y un importante número de estufas de gas, intentó  proteger del frío a los asistentes, pero… se quedó todo en un frustrado intento. La crónica periodística de aquel año decía entre otras cosas: 

Los diez años de José Andrés Moreno mantuvieron un gesto real ante todos los  bailes del grupo de dantzaris del Muthiko Alaiak y las jotas de los mozos de Olite. Pachi Cilveti interpretó bien con el txistu los distintos bailes de Ochagavía, la  arkudanza, el contrapas… 

Los espectadores aplaudieron al rey de la Faba, a la comitiva y a la actuación de dantzaris y joteros. Todos los asistentes rindieron homenaje al pequeño rey. 

Las letrillas de la jota, bravas y sinceras, enlazaban con el txistu y el tamboril,  sentimiento del aurresku y valentía de los bailes de Valcarlos. Entusiasmo del público al  recordar tiempos pasados tanto en el folklore como en la historia. 

El acto de homenaje rebasó la mera genuflexión de cabeza, ya que todos los  asistentes depositaron su óbolo en metálico para que el paje y el rey puedan en su día  costearse una carrera. 

Y después de rendir homenaje al rey de la Faba los asistentes pasaron al piso  superior del castillo donde cenaron en hermandad. Una cena con este menú: sopicaldo,  caquicacea, cordero asado y roscón de Reyes.